viernes, 26 de agosto de 2011

Columna N° 30 año 2

Como ya he mencionado en columnas anteriores, cada vez se me hace más difícil hacer algún comentario positivo sobre nuestro acontecer parroquiano. Sin embargo, el señor Martínez, jefe de facto de la CUT, porque no puede ser su Presidente, me ha regalado hoy un motivo. Su fracasado Para Nacional. No tuvo la acogida que él esperaba.

Este fracaso se debe, a mi modesto entender, a dos razone fundamentales. La primera, su escaso poder de convocatoria sobre una ciudadanía que está dando claras muestras de que, estando descontenta, no quiere seguir el camino de la subversión, seguramente debido a que, en su sabiduría natural, sabe hasta donde puede llegar este proceder. La segunda razón para tan sonado fracaso está en que se sumaron al llamado a la insurrección los partidos de la Concertación, haciendo, sin quererlo, un gran favor al gobierno. La ciudadanía no está dispuesta a hacer nada que pueda interpretarse como apoyo a la Concertación. No quieren ni al gobierno ni a la oposición, quieren soluciones, pero anhelan el orden y la paz. Trataron de “colgarse” del movimiento estudiantil pero no lograron engañar al país. Es sintomática también la actitud de los manifestantes pacíficos con su abierto y enérgico rechazo a los encapuchados terroristas  y su apoyo a carabineros.

Por su parte, el movimiento de los estudiantes parece estar entrando en sus últimas etapas, previas a su extinción, y más les valdría “amarrar” la mayor cantidad de logros posibles antes de perderlo todo.

Si actúan diligentemente, Camila y su jefe podrán descansar tranquilos, con la seguridad de haber conseguido grandes logros para los estudiantes. Hoy, el Señor Presidente los ha invitado a conversar a Palacio y sería de la mayor conveniencia para ellos, y para todo el mundo en verdad, que concurrieran ordenaditos a formalizar los acuerdos que ya ha ofrecido el gobierno. Se entiende que habrá un forcejeo en el que lograrán un poco más de lo ya alcanzado, que ya es bastante.

Lamentablemente, justo en este momento que pareciera anunciar que se restablecerá la paz y el orden, aparecen algunos iluminados con declaraciones que ayudan harto poco a este clima.

A un Señor Intendente, al parecer muy estudioso, no se lo podía ocurrir nada mejor que decir que los encapuchados terroristas que provocan los desmanes y saqueos son hijos nacidos fuera del matrimonio. Pero no sólo dice eso, también nos cuenta que más del sesenta por ciento de los nacimientos en Chile tienen esa característica. No explicó, por cierto, la razón de que en estos jóvenes, varios millones, sólo un pocos cientos hayan salido terroristas que odian el mundo porque no tuvieron familia.

Como si tal desatino fuera poco, el Señor Ministro de Salud ha tenido a bien mandarse el despanzurro de que los jóvenes que estaban en huelga de hambre, cuyo término celebró todo el país, eran un fraude y que estaban comiendo a escondidas. Este observador social cree que es muy posible que eso sea cierto, pero también cree que es un gran desatino tratar de desprestigiar de ese modo a los muchachos. No le ayuda mucho a su jefe que está haciendo lo que debe y lo que no debe para arreglar el actual estado de cosas.

Desgraciadamente, hay cosas que no venden en la farmacia.