Me temo que con esta columna me voy a ganar el título de E.T. Desde luego no por “extra terrestre”, sino por Energúmeno Troglodita, debido a que se me ocurren de repente cosas que hasta yo me asusto.
Vamos viendo: ¿En qué parte de la Constitución o las leyes dice que si a alguien se le cae la casa por un terremoto, el Gobierno se la tiene que reconstruir? ¿Y rápido? ¿Dónde dice que los maremotos son responsabilidad del Estado y que éste se tiene que hacer cargo de reparar los daños? ¿Desde cuando las consecuencias de las nevazones son una responsabilidad que el Estado debe cumplir rápida y suficientemente, incluyendo la alimentación del ganado? ¿Dónde dice en la Constitución que la educación universitaria, gratuita y universal, es un derecho?
El vergonzoso espectáculo presentado por los pobladores de Dichato parece indicar que ellos saben donde dice esas cosas. No se entiende de otra manera la actitud tan violenta que han tenido para “exigir” al Gobierno la pronta reconstrucción de sus viviendas, incluso indicando condiciones y características. Lamentablemente, la autoridad, un tanto acomplejada, solo ellos saben porqué, se deshace en disculpas y promesas de pronta solución. De lo que pasa con los universitarios mejor ni hablar. Ya sacaron a un Ministro, y van por el nuevo. Pero todos sabemos que su objetivo está más arriba.
Espero que mis eventuales lectores entiendan que este observador social no está proponiendo que el Gobierno se encoja de hombros y no preste ninguna atención ni ayuda los damnificados, reales y de los otros. No propone eso, pero quiere llamar la atención sobre la manera, de inusitada violencia, en que los afectados reclaman sus supuestos derechos. Desde luego que debe socorrerlos, y lo más diligentemente posible, pero no justifica la forma en que se demanda la ayuda.
El creciente “asistencialismo” que se está instalando desde hace años en el país es muy posiblemente la causa de este estado de cosas. Lamentablemente se ha confundido la necesidad ética de ayudar a las personas con medios para que solucionen sus problemas, con la formula fácil de “entregar soluciones hechas”. Esto ha contribuido a inhibir el espíritu de autoayuda y de superación personal. Ya nos hemos acostumbrado a ver en cada catástrofe, tan naturales para nosotros, gimnasios repletos de damnificados acostados y arropados en colchonetas de la Onemi, mientras brigadas de universitarios, militares, carabineros, Cruz Roja y otros acarrean bultos de ayuda y construyen viviendas de emergencia.
Y el problema no es de recursos, es de actitud. No se trata de destinar menos medios a las campañas de ayuda ante las emergencias, sino de la forma en que se hace. Tampoco se trata de que los afectados sean naturalmente incapaces de ayudarse ellos mismos, sino que de la manera en que se les inhibe la propia iniciativa.
Insisto, no se trata de ayudar menos, se trata de ayudar más y mejor. Si no confiamos en nosotros mismos, en nuestra capacidad de trabajo, en nuestro animo de lucha ante la adversidad, en nuestro espíritu de superación, será muy difícil en un plazo breve superar las emergencias. Y mucho menos podemos en soñar con el fin de la pobreza extrema.
Vamos viendo: ¿En qué parte de la Constitución o las leyes dice que si a alguien se le cae la casa por un terremoto, el Gobierno se la tiene que reconstruir? ¿Y rápido? ¿Dónde dice que los maremotos son responsabilidad del Estado y que éste se tiene que hacer cargo de reparar los daños? ¿Desde cuando las consecuencias de las nevazones son una responsabilidad que el Estado debe cumplir rápida y suficientemente, incluyendo la alimentación del ganado? ¿Dónde dice en la Constitución que la educación universitaria, gratuita y universal, es un derecho?
El vergonzoso espectáculo presentado por los pobladores de Dichato parece indicar que ellos saben donde dice esas cosas. No se entiende de otra manera la actitud tan violenta que han tenido para “exigir” al Gobierno la pronta reconstrucción de sus viviendas, incluso indicando condiciones y características. Lamentablemente, la autoridad, un tanto acomplejada, solo ellos saben porqué, se deshace en disculpas y promesas de pronta solución. De lo que pasa con los universitarios mejor ni hablar. Ya sacaron a un Ministro, y van por el nuevo. Pero todos sabemos que su objetivo está más arriba.
Espero que mis eventuales lectores entiendan que este observador social no está proponiendo que el Gobierno se encoja de hombros y no preste ninguna atención ni ayuda los damnificados, reales y de los otros. No propone eso, pero quiere llamar la atención sobre la manera, de inusitada violencia, en que los afectados reclaman sus supuestos derechos. Desde luego que debe socorrerlos, y lo más diligentemente posible, pero no justifica la forma en que se demanda la ayuda.
El creciente “asistencialismo” que se está instalando desde hace años en el país es muy posiblemente la causa de este estado de cosas. Lamentablemente se ha confundido la necesidad ética de ayudar a las personas con medios para que solucionen sus problemas, con la formula fácil de “entregar soluciones hechas”. Esto ha contribuido a inhibir el espíritu de autoayuda y de superación personal. Ya nos hemos acostumbrado a ver en cada catástrofe, tan naturales para nosotros, gimnasios repletos de damnificados acostados y arropados en colchonetas de la Onemi, mientras brigadas de universitarios, militares, carabineros, Cruz Roja y otros acarrean bultos de ayuda y construyen viviendas de emergencia.
Y el problema no es de recursos, es de actitud. No se trata de destinar menos medios a las campañas de ayuda ante las emergencias, sino de la forma en que se hace. Tampoco se trata de que los afectados sean naturalmente incapaces de ayudarse ellos mismos, sino que de la manera en que se les inhibe la propia iniciativa.
Insisto, no se trata de ayudar menos, se trata de ayudar más y mejor. Si no confiamos en nosotros mismos, en nuestra capacidad de trabajo, en nuestro animo de lucha ante la adversidad, en nuestro espíritu de superación, será muy difícil en un plazo breve superar las emergencias. Y mucho menos podemos en soñar con el fin de la pobreza extrema.
Como soy de la región, es necesario que te de algunos datos sobre lo que dije, por cierto hay mano negra en Dichato, eso es claro, pero igual es cierto, que lo que se reclama no es tanto la falta de ayuda, que la ayuda ya digámoslo así esta “contratada”, en base a los acuerdos firmados con los damnificados, por medio del ministerio de vivienda, y otros. El problema, es el retraso inexplicable en la reconstrucción, el saber que si los edificios quebrados estuvieran en la alameda, ya estarían demolidos, que si el tsunami de forma mágica hubiera ocurrido en santiago, los trabajos ya estarían muy avanzados, y por cierto escuchar que se construirán más y más líneas de metro, mientras acá por una fracción de esos fondos, se podría recuperar toda la infraestructura perdida, etc. etc. Por otra parte, el comprobar que existe una cultura de burocracia y despilfarro, por ejemplo en el subsidio parcial de reconstrucción, en que los trabajos en cuestión están MUY sobre valorados, y se hacen con extrema lentitud y pobre calidad, no ayuda en nada a mejorar la imagen de santiago (algunas reparaciones las empresas licitadas cobran hasta el doble de lo que cuesta, mejor hubiera sido entregar el dinero a las personas, al final es dinero de sus impuestos, pero repito, la cultura burocrática y del despilfarro esta viva y coleando). Hay por cierto un manejo político en esto, pero igual un larvado problema y resentimiento contra el centralismo.
ResponderEliminarY para no extenderme mucho, sobre la educación, en lo que estoy de acuerdo contigo, pero no quiero rellenar tu casilla, mi opinión (algo sarcástica) es que Los simios del PC han fomentado el lucro.
Igual, te recomiendo este blog, El peor profesor, el artículo es muy interesante, y no solo sobre educación.
Y el blog Objetivismo Chile....
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con ud. en que la forma de ayudarle a las personas que necesitan no es la correcta.
ResponderEliminarPero ud. afirma que la gente "exije" cosas y que cree que estan en la ley esos derechos,eso no es asi,no es la gente la que "exije" sino que son los politicos los que van a prometer,luego,la gente exije que le cumplan lo que le prometieron,y eso es legitimo. No es necesario un terremoto o un tsunami para que esto ocurra,basta con que sea epoca de elecciones,donde politicos de todos los colores prometen cientos de "Soluciones hechas" como dice ud. y ademas de eso regalan cajas de mercaderia,estufas,lentes opticos,etc...
En lo que concierne a este gobierno,creo que está pagando el precio de un manoseo mediatico excesivo a Dichato. es bueno recordar que han estado varias veces ahi prometiendo cosas para la tele,de hecho si mal no recuerdo el mismo presidente pernoctó en una mediagua de Dichato durante el mundial de futbol para "ver el partido con los afectados" entonces,como dije al principio,no es que la gente se sienta acreedora,son los politicos los que van a prometer y despues no cumplen,y la violencia de la gente expresa la tremenda frustracion que hay no solo en Dichato,sino que en muchos lugares donde no se ha cumplido.
Respecto al conflicto estudiantil,le recuerdo que no fueron los estudiantes quienes sacaron al ministro Lavin,sino que los conflictos de interés.
saludos
DAV